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J.T. Leroy y la búsqueda de la identidad de género

Hace no mucho me topé con esta extraña y surrealista historia que ocurrió durante principios de los 2000. De no ser por la película protagonizada por Kristen Stewart interpretando a Savannah Knoop y Laura Dern a la mismísima creadora de todo este tinglado Laura Albert, y basada en la novela de la propia Savannah Knoop, Chica, chico, chica: Cómo me convertí en JT Leroy. La historia que rodea a Jeremiah Terminator LeRoy (si, has leído bien) es de lo más inverosímil que puedas imaginar.

Definida como la mayor estafa literaria de todos los tiempos, realmente fue una anecdótica historia que se fue de las manos de su autora, la cual usaba personajes para escribir sus libros a modo de pseudónimo literario contando historias ficticias con su parte de realidad. Laura escribía sus libros tomando como base la personalidad de un muchacho que había sufrido abusos en la infancia, abusos que realmente Laura Albert había sufrido en los distintos hogares de acogida por los que había pasado en sus años de juventud. No sólo tomó una personalidad para expresar todo aquello por lo que había pasado, si no más de una, pero tan sólo una de ellas caló muy hondo dentro de si misma, la de J.T. LeRoy y de la cual solía utilizar fotografías falsas para poder publicar sus libros. Al menos hasta que conoció a su cuñada Savannah.

Laura hasta ese momento había utilizado su habilidad como teleoperadora erótica para hacerse pasar por el joven atormentado concediendo sólo entrevistas por teléfono agravando su voz para parecer un chico adolescente. Pero todo esto se daría la vuelta con la llegada de la hermana de su pareja, Savannah. Una chica de aspecto andrógino que la dejaría fascinada por el gran parecido con el que Laura imaginaba a su alter ego literario, a la cual invitaría a leer su primera novela escrita como J.T. Leroy, Sarah. Tras leerla Savannah quedaría fascinada por la novela, pero Laura tenía otros planes en mente para ella, y no eran otros que el de hacer de LeRoy una realidad con su ayuda vistiendola como el chico que Laura imaginaba que era cuando escribía sus novelas.

Todo esto las llevó a una aventura realmente increíble, en el que personalidades tanto del mundo del cine, como de la moda y otros ámbitos empezarían a adorar a J.T. LeRoy como a una especie de mártir al que seguir y adorar. Famosos conocidos de principios de los 2000 como Lou Reed, Bono, Tom Waits, Courtney Love, Gus Van Sant, Billy Corgan, Madonna, Winona Ryder, Debbie Harry, Michael Stipe de la banda R.E.M., Eddie Vedder de Pearl Jam, Shirley Manson de Garbage y un largo etcétera, habían caído en el «engaño» de Laura Albert y Savannah Knoop. Incluso la directora Asia Argento (hija del director de cine de terror Dario Argento) llegó a rodar una biopic basada en el segundo libro escrito por J.T. LeRoy, El Corazón es Mentiroso, estrenada en 2004 e incluso presentada en el festival de Cannes con la propia Savannah asistiendo al mismo vestida como J.T. LeRoy.

Pero la presión pudo finalmente con una Laura que veía como Savannah se iba apropiando de su «creación» al mismo tiempo que Savannah ya no podía ocultar quién era realmente y todo se destapó.

Se han escrito artículos hasta la saciedad, se ha rodado la película que ha dado pie a la escritura de este artículo, incluso existe un documental que cuenta más en profundidad la historia detrás de J.T. LeRoy titulado como Author: La mentira de JT LeRoy y que podéis encontrar en Movistar+.

Y por mucho que leas, veas y te informes, está historia seguirá siendo la más increíble que jamás podrías creer que hubiese ocurrido en nuestra realidad.

Pero esto es sólo una pequeña introducción para lo que realmente esta historia nos quiere contar, si quieres saber más en profundidad sobre la misma en internet hay infinidad de artículos sobre ella, y la película protagonizada por Kristen Stewart está bastante bien para entender que pasó en la superficie. La verdadera razón de este texto es otra bien distinta pero estrechamente relacionada con el hecho de que exista J.T. LeRoy y la necesidad de que Laura Albert tuviera que hacerlo realidad a través de Savannah Knoop. Y esa necesidad era la de la identidad de género.

¿Sigues ahí? ¿Aún no te has ido? Me alegro, eso quiere decir que eres una persona de mente abierta que quiere entender el mundo que le rodea y no solo quedarse en los blancos y los negros, si no también en los grises. Grises como los que había en la vida de la propia Laura en su juventud, viviendo abusos, sintiéndose rechazada por sufrir sobrepeso y con nadie que realmente la ayudase más que ella misma y su afán por encontrarse así misma creándose personajes, todos ellos chicos, escribiendo como lo harían ellos, intentando sentirse identificada en ellos, uno tras otro, y otro, y otro, hasta que por fin encontró su identidad, J.T. LeRoy.

La historia autobiográfica de J.T. LeRoy no es del todo ficción, parte de lo escrito en ella tiene gran parte de lo que vivió Laura de niña y adolescente, una Laura que no se atrevía a escribir como ella misma porque no sentía que eso lo hubiera vivido ella en realidad, si no su identidad real, la de J.T., porque en realidad Laura no dejaba de ser ese chico, pero no era capaz de reconocer que su identidad de género era distinta a la que ella veía en el espejo cada día, ¿por qué?, porque la sociedad nos ha comido el coco con el constructo del que el sexo biológico tiene que ser tu identidad de género, y esto no es así. Por eso, cuando conoció a Savannah vio en ella una manera de reflejar su verdadero yo, pero al mismo tiempo hizo que Savannah se diera cuenta de que quizás no estaba tan convencida de que definirse como una chica fuera del todo lo que ella sentía. Y por eso antes de que todo se destapase Laura sintió que le estaba robando la identidad, no sólo un personaje.

Tras adoptar la personalidad de J.T. LeRoy la propia Savannah empezaba a sentirse confusa, se va dando cuenta de que algo está cambiando en ella, algo que quizás ya tenía rondando por su mente y Laura le dio el empujoncito que necesitaba para darse cuenta de que el género no es algo que se pueda definir por unos genitales o el aspecto físico. Es mucho más que todo eso. Por eso Savannah se molestó cuando Laura le echó en cara que se estaba apropiando de J.T. diciéndole que quizás debería dejar de aparentar y continuar haciendo de J.T., porque a su vez le esta diciendo que ella se siente cómoda estando en un cuerpo que no es el suyo.

Puedes estar toda la vida mirándote al espejo y aunque la persona que veas reflejada tenga ciertas facciones tú te sientes distinto, por mucho que mires bajo tu ropa interior eso no te define. Tan sólo te define lo que sientas sobre ti mismo como persona. El género no está ligado a nada, e incluso a lo largo de la vida puede fluctuar, sentirte en uno, en otro, en ambos o ninguno. Y casi podría decirse lo mismo sobre la orientación sexual, hoy quizás te gusten las chicas, pero más adelante los chicos, o ambos, o que aparezca una persona que no esté en tu ideal pero que te enamores de ella sea del sexo que sea porque lo que importa es la persona, no su exterior. No puedes estar seguro de nada nunca al 100% en esta vida, ni encasillarte, ni ponerte una etiqueta. ¿De que sirve? ¿Para encajar? ¿En donde? ¿Necesitas que te den un pin por encajar en un bando de la bandera de colores? ¿No ves las discusiones internas que se originan a causa de las etiquetas?

No, no estoy en contra de quien se pone una etiqueta para sentirse cómodo, es su vida y si se siente bien con ello, adelante, como quien no se la quiera poner. Pero una etiqueta en si solo hace perpetuar el estereotipo de que el sexo biológico es el que te ha tocado como género. Al aceptar ponerte una etiqueta estás aceptando comportarte como manda dicha asignación. ¿Parece mentira, verdad? Que una cosa que «inventamos» para desmarcar nos de la normalidad nos haga aproximarnos a ella, limitarnos, conformarnos e incluso separarnos de lo que pretendemos ser, una comunidad…

Sé quién de verdad te sientes que eres, una chica, un chico, ambos o ninguno, nadie tiene derecho a decirte quien eres, quien no eres, cómo sentirte, ni a quien tienes o no que querer. Sólo tú sabes quién quieres ser, no te ralles, sé auténtico, y si necesitas ayuda para entenderte búscala, pregunta a alguien que creas que te entienda y pídela. Si te hace falta una etiqueta para definirte úsala, no es malo, pero sabes lo que implica.

Hay tres escenas claves en la película que definen muy bien el sentimiento de la búsqueda de la identidad de género. La primera ocurre teniendo dicha conversación en el coche, en la que Laura le confiesa a Savannah que nunca se ha sentido en la piel que le ha tocado vivir, a lo que ella le responde que sabe a lo que se refiere, que a veces se ha sentido así. Otra escena es (y que particularmente me gustó mucho) cuando están en una entrevista y uno de los periodistas le pregunta con mucha inquina a Savannah vestida como J.T. si es en realidad un hombre, pues él le nota rasgos femeninos, a lo que Savannah le espeta que qué le importa lo que él vea, que solo importa quién es él (J.T. Leroy). En esa escena es cuando Savannah empieza a entenderlo todo mejor y verlo con otros ojos. La última escena y casi que la más importante sucede al final de la película, en la cual Laura por fin asume delante de varias personas que ella es J.T. Leroy.

JT LeRoy - Alchetron, The Free Social Encyclopedia

Esta historia no solo quiere contarnos el increíble suceso de cómo Laura Albert y Savannah Knoop «engañaron» al mundo, si no que quiere contarnos la historia de cómo se encontraron a ellas mismas en una aventura realmente surrealista.

Es cierto que quizás se haya exagerado la magnitud de esta historia como la de ser el engaño literario del siglo, pero ¿qué escritor no ha usado un pseudónimo para no dar a conocer la persona que hay detrás de ese escrito? ¿No estaría J.K. Rowling engañando también a todo el mundo cuando firmó los libros de Harry Potter con ese nombre? ¿O incluso S.D. Perry con los de Resident Evil? La diferencia está en que lo que hacen J.K. Rowling y S.D. Perry, además de otras tantas autoras que publican bajo un pseudónimo, ha quedado como un especie de tradición de cuando a las mujeres no se las reconocía por sus obras por el simple hecho de ser mujeres. El caso de Laura Albert es distinto, ella escribe y firma como J.T. Leroy porque ella es J.T. Leroy.

La ficción es una especie de mentira, pero puede ser más verdadera que la verdad.

J.T. LeRoy

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