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La casa endemoniada de Indiana

En mi último post escribía sobre el museo embrujado de Zak Bagans y entre las multitud de cosas que allí se podían encontrar hubo una que me llamo especialmente la atención: la escaleras malditas de la Demon House de Indiana. Mi curiosidad me llevo a investigar acerca de esta casa, de la cual no conocía su existencia, y me encontré con algunas cosas que ponen los pelos de punta y pueden llegar a aterrar bastante y más cuando es la propia policía la que da fe de sucesos paranormales incluso con fotografías. Desde luego yo no compraría esta casa ni por todo el oro del mundo y menos me iría a vivir allí.

Esta casa que se encontraba (actualmente ya no existe) en Gary (Indiana, E.E.U.U). No tenia nada en especial, una casa normal y corriente de paredes blancas y un pequeño porche, donde residía una familia que la había alquilado en noviembre del 2011.

En mayo del año 2012, la casa de la señora Latoya Ammons, fue visitada por varios oficiales de policía, quienes llegaron al lugar para investigar un reporte bastante extraño. No se trataba de robo ni violencia de ningún tipo…sino de una denuncia de posesiones y sucesos paranormales puesta por la inquilina de dicha residencia. Dicho así parece hasta de risa, pero la realidad es muy distinta y pone los pelos de punta…

Los relatos de Latoya

Desde que Latoya Ammons se mudó a esta vivienda con sus tres hijos (de 12, 9 y 7 años) y su propia madre Rose Campbell, no dejaron de observar y sufrir en sus propias carnes sucesos paranormales.

Según Latoya, el primer hecho extraño ocurrió pocos días después de instalarse en la casa, cuando hallaron el porche infestado de moscas, a pesar de que era pleno invierno y no había insectos en el resto de la calle o los alrededores.

Luego comenzaron a vivir sucesos paranormales propios de una peli de terror: empujones y golpes repentinos surgidos de la nada, sombras misteriosas, huellas de gran tamaño que no pertenecían a ningún miembro de la familia, ruidos extraños como puertas que crujen, muebles arrastrados en la noche…

Según una crónica publicada por el periódico local Indy Star, la situación empeoró en marzo de 2012, más precisamente el día 3 de dicho mes, cuando Latoya entró al dormitorio de su hija de 12 años, y la encontró levitando sobre la cama. Pero no sólo esto, el inmueble parecía exudar un extraño aceite y los niños, eran arrastrados por los sillones, antes de entrar en terribles convulsiones y canturrear versos satánicos. La familia aseguraban que habían visto a algo parecido a un “monstruo negro y horrible” que los acechaba.

«Los demonios la poseían a ella y a los niños a menudo. Cada vez que sucedía, los ojos de los pequeños se hinchaban, una sonrisa malvada se instalaba en sus rostros y sus voces se volvían cavernosas», agrega el reporte sobre las palabras de Latoya.

Luego de estos episodios, la madre de los niños contactó con un grupo de clarividentes, quienes le informaron que su casa estaba habitada por demonios. Ni uno ni dos, sino nada menos que doscientos. Básicamente su casa era un portal a algún rincón del mas allá o del propio infierno.

Posteriormente, la situación continuó agravándose. Días después de hablar con los videntes, Latoya vio a su hijo de 7 años levitando en el baño, y su hija de 12 tuvo que recibir algunos puntos de sutura después de sufrir un inexplicable golpe en la cabeza. Según relató Latoya en varias ocasiones a la policía aquello era una “auténtica pesadilla”, y afirmó que todos esos sucesos provocaron que sus hijos acabasen internados en el hospital por ataques de histeria.

La policía acude a la vivienda

Charles Austin, un veterano y escéptico policía de 62 años que creía haberlo visto de todo en su vida policial, sólo sabía que los servicios sociales de la ciudad le habían informado que los tres hijos de la señora Ammons habían dejado de ir al colegio por algo relacionado con demonios, por lo que no fue extraño que, al igual que el resto de sus colegas, pensaran que sólo se trataba de una broma o de un simple fraude. Los uniformados tuvieron que entrar a la casa, guiados por la madre de Latoya, Rose Campbell, quien les había contado previamente que en una ocasión fueron visitados por un psíquico especialista en fenómenos paranormales y el menor de los niños, con sus ojos en blanco, había comenzado a “girar su cabeza y hablar en lenguas extrañas”.

“Entramos y lo primero que vimos en la sala fue una vela prendida y una biblia sobre un altar con un crucifijo, y vimos lo mismo en cada cuarto de la casa. En el refrigerador había un dibujo de uno de los niños con un Jesús en la cruz pero, detrás de él, vimos algo parecido a figuras demoníacas. Quedamos paralizados de terror”. comentó Austin.

El oficial Austin contaba que cuando él y su equipo bajaron con sus radios al sótano, una voz en el aparato gritó la palabra “Hey”, para a continuación decir “salgan de aquí”. Luego la comunicación quedó copada con el típico ruido estático. Austin y sus colegas, pese a lo asustados que estaban, tomaron numerosas fotografías de las figuras y de todos los inexplicables sucesos que presenciaron en su estancia allí, pero la mayoría de las imágenes desaparecieron de las cámaras y teléfonos móviles porque los aparatos comenzaron a mostrar inexplicables fallos durante la visita.

El agente Austin, después de salir del lugar junto a sus compañeros, reveló que cuando se iba a subir a su auto el asiento del conductor comenzó a moverse por sí solo, hacia atrás y hacia adelante.

“Todos los que estuvimos ahí ese día en el sótano y que vimos lo que vimos y pasamos por lo que pasamos después… todos pensamos lo mismo y todos lo llamamos igual. Ese pedazo de tierra era un portal del infierno”.

Los registros de la policía

El caso ganó notoriedad después de la publicación de una foto de la finca, en cuyo porche se ve una figura humana. En una pocas imágenes que la Policía logró tomar posteriormente desde el exterior de la casa cuando los aparatos eléctricos volvieron a funcionar, se puede ver la silueta de una supuesta figura demoníaca agazapada detrás de una ventana.

Otra «evidencia» de la presunta autenticidad del caso que se adjuntaron fue una grabación de audio obtenida por la policía precisamente en el sótano de la casa que hemos comentado antes.

La grabación realizada por Austin y sus compañeros cuando revisaban dicha estancia, captó una voz que, «era una bienvenida o bien un reto, pero de seguro no provenía de un humano», dijo el oficial en entrevista telefónica.

Tan convencido quedó Austin de la «posesión» del lugar, que dispuso una excavación debajo de la escalera del sótano (esta fue la acabó en el museo de Zak Bagans junto con parte de la tierra), lugar del que parecían provenir las voces. El capitán esperaba un hallazgo macabro con la esperanza de dar una explicación a los sucesos, pero no encontró más que tierra.

El exorcismo

Después de que la policía visitara el hogar demoniaco, el padre católico Michael Maginot, un experto en practicar exorcismos, fue llamado por una trabajadora de servicios sociales y una enfermera que le comunicaron que habían visto a uno de los hijos de Layota trepar por la pared como una araña y caer de pie enfrente de ellas. Estas funcionarias, además, aseguraron que escucharon fuertes ladridos y gruñidos de animales cuando entraron en la casa, pese a que allí no había ni una sola mascota, para después ver una siniestra sombra que se deslizó furtivamente. Una de ellas, también reportó que uno de sus dedos se había “congelado” después de tocar un extraño y fangoso aceite que parecía gotear desde el techo del inmueble, sin mencionar que un sacerdote que había a revisado anteriormente la casa, sintió que lo apuñalaban reiteradamente en el estómago mientras leía la Biblia en el sótano de la misma.

Después de hablar con los testigos, investigar concienzudamente el caso y recibir la autorización de su Obispado, el Padre Maginot decidió practicar un exorcismo a Latoya Ammons en el interior de la iglesia “St. Stephen the Martyr”, en Merrillville. Luego de atar algunos cabos, el padre había llegado a la conclusión que uno de los demonios que habitaban la casa intentaba apoderarse de Latoya, para transformarla en una “fuente del mal«.

“Ella, en sus momentos de normalidad, hablaba de que veía a una sola entidad demoníaca que parecía dirigir a las otras. Cuando yo le preguntaba cómo se llamaba este ser, ella de inmediato comenzaba a experimentar convulsiones y otros síntomas clásicos de la posesión. En un momento determinado puse mi crucifijo sobre su frente y su cuerpo comenzó a agitarse violentamente. En ese momento me convencí que la fuente del mal era ella y no sus hijos. Los demonios saltaban a través suyo a sus hijos, para después volver a ella. Después que terminó la ceremonia pareció volver a la normalidad. Cuando se fue le regalé un crucifijo y un gran rosario hecho con medallas benedictinas. Ella me contaría posteriormente que, a poco de salir de la iglesia, el rosario se rompió por sí sólo en cinco partes, al igual que la figura de Cristo. Pero faltaba otra cosa. Cuando fui a buscar mi bicicleta encontré el asiento totalmente torcido, como si alguien de fuerzas hercúleas lo hubiera destrozado. Yo ya sabía quien había hecho aquello. Era una clara advertencia para mí”. relataba el Padre Maginot.

El día anterior al segundo exorcismo, el padre fue atacado físicamente por los demonios, pero él ya había conseguido lo que quería: conseguir que Latoya le revelara el nombre del o los demonios que la acosaban.

“Uno era un nombre que aparece en la Biblia y otro era un nombre desconocido para mí. Pero lo importante es qué yo ya sabía cómo se llamaban. A estos espíritus demoníacos les gusta actuar desde el misterio y la oscuridad y el hecho de saber sus nombres era como un rayo de luz que les demostraba sus limitaciones. Si sabes sus nombres es más fácil conjurarlos y lograr que se vayan”.

El segundo exorcismo, al contrario que el primero, fue mucho más violento, según explicó el mismo religioso. El tercer y último exorcismo que el padre Maginot le practicó a Latoya Ammons fue en latín, y consistió básicamente en rezar a Dios y condenar al demonio.

Después de varias horas el exorcismo concluyó exitosamente. La mujer cayó en un profundo sueño y cuando despertó parecía totalmente renacida. En cuanto la vio, el padre Maginot le volvió a entregar el rosario destrozado que le había regalado la primera vez, para que lo llevara consigo a su nueva casa.

Los Ammons se mudaron de la casa y los niños fueron internados en una clínica. Ahora la familia, reunida de nuevo, vive al parecer felizmente en una nueva casa sin demonios ni fantasmas.

Y como ocurre como todas las historias de sucesos paranormales no todo el mundo se tragó que la casa estuviera endemoniada: Por ejemplo, un médico local que visitó a la familia anotó que Ammons mostraba una «conducta delirante « y  tenía «alucinaciones y delirios sobre fantasmas en su hogar». Además, un testigo anónimo dijo que los niños «actuaban» bajo las órdenes de su madre, quien los alentaba a fingirse poseídos.

¿Qué ocurrió con la casa?

En el 2014 Zak Bagans, el presentador y productor ejecutivo de la serie de televisión Ghost Adventures, compró la casa para filmar un documental y dijo estar convencido de que había una presencia maligna. El rodaje concluyó a finales de 2015 y posteriormente la casa fue demolida.

«Algo dentro de la casa tenía la capacidad de hacer cosas que nunca he visto antes, cosas que no pueden ser explicadas», dijo Bagans en una entrevista.

El productor de televisión agregó “que las fuerzas de la oscuridad en la casa eran conscientes de mi presencia e interfirieron con la producción de muchas formas, algunas graves», y que inmediatamente después de su investigación, desarrolló una enfermedad física sin explicación que todavía padece.

Las escaleras que daban acceso al sótano, como hemos dicho, terminaron en el museo de Zak y a día de hoy se pueden visitar e incluso bajar por ellas, aunque son muy pocos los que se atreven a ello.

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